jueves, 25 de enero de 2024

El futuro

 


Es más cansado estarse quieto que empujar para que gire el mundo. Es más triste reírse de los infelices que hacer reír a los desamparados. Si vas a estar ahí parado, sujetando las paredes de las casas en ruinas, donde ya no vive nadie, en vez de revolviendo la argamasa de las obras nuevas, te acabará aplastando algún muro de carga.

Ven, avanza, da un paso, siente las plantas de tus pies hollando el universo y observa que cuando tú te mueves todo el orbe se modifica, porque eres como el aleteo de las mariposas. No te conformes con que la vida te acaricie y con evitar que la desgracia te rasguñe. Empuja tú también para que el futuro no se retrase y llegue a su debido tiempo. Ahí está la cuerda. Agárrala conmigo y tira fuerte. ¿Serás tú el que quite alguna de las muchas cuñas que le ponen los que quieren detenerle?

viernes, 19 de enero de 2024

EL AMOR



Ayer no hicimos el amor porque hacía mucho frío. 

Hoy no hemos hecho el amor porque hace mucho calor. 

Y mañana no haremos el amor porque si el amor no puede ni con el calor ni con el frío para qué.

sábado, 13 de enero de 2024

Carretera y manta

 



Hoy conduzco por una carretera distinta. Una carretera que ni sabía que existía. Siempre había pasado a toda pastilla por aquella bifurcación. Hacemos las cosas tan mecánicamente que sabemos lo que estamos haciendo, pero no lo que estamos dejando de hacer en su lugar. Hay calles de mi barrio por las que no he transitado nunca porque no llevan a casa de ningún amigo ni a ningún bar. Hay ríos de mi provincia que no sé ni por qué pueblos pasan ni qué embalses los represan.

Hoy conduzco por una carretera distinta. Tengo el depósito lleno y llevo varias garrafas de combustible de repuesto, por si no encuentro gasolineras. Porque voy a elegir adentrarme siempre por las rutas más inhóspitas. El resto del maletero va repleto de comida. Pero pienso comer poco. Para que el viaje dure más y sea más largo. Es un viaje sin destino. Pero sobre todo es un viaje sin retorno. Terminará donde se acabe el combustible, donde se acabe el alimento, donde se acabe el dinero, donde se acabe la carretera, donde reviente el coche o donde reviente yo.

Hoy conduzco por una carretera distinta. Tiene más curvas, más cuestas, más peraltes y más baches que ninguna anterior. Y apenas tiene arcén. Hay tramos al borde del precipicio que parece que vas conduciendo en el aire. Menos mal que soy buen conductor. Ya conducía el tractor de mi padre de niño, sobre sus rodilla, cuando no llegaba a los pedales. Me saqué el carnet de conducir por libre, sin dar ni una sola clase. Y en la mili me seleccionaron para sacarme el carnet de camión y me la pasé conduciendo un troncomóvil de aquellos, llevando en la caja durante las maniobras el motor de un carro de combate AMX 30, de fabricación francesa. Nunca he tenido un accidente. Nunca me han puesto una multa.

Pero hoy conduzco por una carretera muy distinta. Esta carretera es otra cosa y en ella cualquier cosa podría pasar. Porque hoy conduzco por conducir y por alejarme, simplemente. No quiero saber por dónde voy pasando. No quiero disfrutar del paisaje. De hecho, ya veis, conduzco solo de noche.







domingo, 7 de enero de 2024

EL MURO


Todos iban hacia el Norte. Nosotros en un principio pensamos que lo más seguro era dirigirse hacia el Sur, pero al ver que todos iban hacia el Norte cambiamos de opinión y nos sumamos a la avalancha humana que avanzaba en tropel hacia el Norte.

El desastre se desencadenó en el Norte. Muchísimos murieron. Los supervivientes se precipitaron entonces en masa hacia el Sur.

Pero del Sur, que se había quedado completamente vacío durante aquellos días, se han adueñado ya las cuatro grandes corporaciones que precisamente aconsejaron a la población refugiarse a toda prisa en el Norte.

Han construido un muro radiactivo a la altura del Ecuador circunvalando toda la tierra, el mar y el espacio aéreo. Ahora el Sur es suyo y nadie puede entrar sin su salvoconducto. Ellos deciden quién entra y quién no. Los elegidos tienen que firmar unos papeles que llamaban Contrato de Convivencia Regulada, el nuevo eufemismo para la palabra “esclavitud”.