1. Rosalía de Castro, de Amancio Prada.
El primer disco que tuve y el que más veces he escuchado con diferencia a lo largo de mi vida. La sensibilidad poética de Rosalía interpretada con equiparable sensibilidad musical.
2. Uprising, de Bob Marley.
Un disco completo, pero que se justificaría por una sola canción, Redemption song, de una intensidad emocional que pone de gallina la piel del corazón.
3. Nashville Skyline, de Bob Dylan.
El sonido country de este disco es único e irrepetible. Una delicia.
4. Rabo de nube, de Silvio Rodríguez.
Me gustan sobremanera todos los discos de la “ovejita melosa”, pero especialmente éste por ser el primero que escuché. Cuando menos me lo espero, me descubro tarareando Imagínate o Vamos a andar.
5. Malas compañías, de Joaquín Sabina.
Mira que tiene discos y buenas canciones Sabina, pero en éste está mi preferida, a pesar de que no es muy conocida: Gulliver.
6. Rumours, de Fleetwood Mac.
Perfectas melodías pop en la dulce voz de Christine McVie y Stevie Nicks. Fue número 1 en el 77.
7. True Colors, de Cindy Lauper.
La voz femenina que más me gusta, junto a la de Sade, que no se parece en nada.
8. Gwendal, de Gwendal.
He silbado estas melodías celtas permanentemente desde la primera vez que escuché el disco, allá por el año ¿82?
9. Greatest Hits, de The Drifters.
No podía faltar en este repertorio un disco de soul, y he elegido éste por la simpatía y elegancia de las canciones y por la calidad de las voces de los diferentes vocalistas que han pasado por esta formación (Johnny Moore, Ben E. King, Clyde McPhatter).
10. Al completo, de Madness.
Para concluir, un disco de ská que muestra lo desenfadada y divertida que puede ser la música pop sin dejar de ser emotiva.
Y con esto termino. Espero que las Nuevas Músicas, el Heavy Metal, el Jazz, el Blues, la Salsa, el Folk y Pablo Milanés sepan perdonármelo.