Si
quieres no tener enemigos, no tengas patria ni religión ni ideología; no tengas
familia ni propiedades ni emociones ni vivencias.
Si
quieres no tener enemigos, anúlate por completo, no te definas, no te postules,
no te comprometas, vive en la inopia, se inocuo, no pintes nada en ninguna
parte nunca.
Si
quieres no tener enemigos, cede ante cualquiera, no te opongas a nadie, no
reclames nada, cumple tus obligaciones sin exigir tus derechos.
Si
quieres no tener enemigos, silencia tu palabra, renuncia a tus sueños,
resígnate a carecer también de amigos.
Si
quieres no tener enemigos, si quieres garantizártelo absolutamente y por
completo, muérete sin más.
Y
aun así es posible que todavía haya alguien que se invente una excusa para
odiarte y acuda a escupirte al cementerio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario