domingo, 18 de mayo de 2014

La rata


Todo mi empeño es enseñar a hablar a la rata. Ya he conseguido que me entienda y sabe perfectamente cuándo la digo “Ven” y cuándo la digo “Vete”, o “Come” y “Eso no, que es para mí”. Pero yo quiero algo más porque su compañía, que es un consuelo, no es completa sin la satisfacción del lenguaje. Aunque me escucha atentamente y se conmueve con mis historias, me gustaría no solo contarle yo cosas, sino que también ella me contase a mí sus emociones, sus sentimientos, sus ideas; y poder tener conversaciones de tú a tú sobre temas profundos como si cree en Dios o qué piensa del progreso científico y tecnológico ahora que hemos visto al fin sus resultados; o a quién considera responsable último de esta catástrofe que nos ha dejado a ella y a mí solos, huérfanos, desamparados, únicos vertebrados vivos sobre la corteza terrestre.

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