El bufón fue condenado a muerte por burlarse de todo, de lo humano y
de lo divino, de lo profano y de lo sagrado, del rey y del mendigo, sin respetar
autoridad alguna ni temer a ningún poder temporal o eterno. Acudió a la horca
angustiado y tembloroso y gritó y lloró cuanto pudo cuando le pusieron el lazo
al cuello. Pero mientras pendía de la soga parece ser que se rehizo, porque en
el último momento, a modo de burla, sacó la lengua.
Ocho veces demostrado
Hace 10 años
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