lunes, 25 de noviembre de 2024

MANIFIESTO CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO (Conmemoración del 25 de noviembre, día internacional contra la violencia hacia las mujeres)


Como hombres comprometidos con la defensa de los valores recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, queremos manifestar nuestra repulsa hacia todo género de violencia, y hoy en especial, hacia la violencia de género, la violencia contra las mujeres, que causa numerosas víctimas en todo el mundo y que también está presente en nuestro país, como revelan las cifras de la Violencia Familiar en España, con 41 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año

 Consideramos que no hay causa ni excusa para agredir, insultar, ofender, denigrar, humillar, rechazar, excluir o despreciar a las mujeres y proclamamos nuestro respeto hacia ellas y nuestra solidaridad y hermandad con ellas mediante las ideas recogidas en el siguiente decálogo:

1.       Manifestamos nuestro respeto hacia todas las mujeres en su condición de madres, hermanas, esposas, amigas, vecinas, compañeras, colegas, alumnas, conciudadanas o cualquier otra condición que las relacione con nosotros.

2.       Nos posicionamos en contra de cualquier doctrina científica que pretenda justificar la inferioridad de la mujer por causas biológicas; en contra de cualquier corriente filosófica que defienda la inferioridad moral o intelectual de las mujeres; en contra de cualquier religión o creencia que incluya entre sus dogmas la inferioridad o la condición pecaminosa de las mujeres; en contra de cualquier sistema administrativo que no conceda igualdad de oportunidades educativas y laborales a las mujeres; en contra de cualquier sistema jurídico que no conceda a las mujeres los mismos derechos y garantías que a los hombres; y en contra de cualquier sistema social, cultural, político, o económico  que relegue a las mujeres, las discrimine y las supedite a los intereses y necesidades de los hombres.

3.       Nos manifestamos especialmente en contra de la violencia sexual contra las mujeres, que son a  menudo víctimas de abusos y violaciones y muchas de ellas han de soportar lacras infames como la trata de blancas, la prostitución o el reclutamiento forzoso como esclavas sexuales.

4.       Nos manifestamos en contra de la discriminación laboral de las mujeres. No aceptamos que su trabajo esté peor remunerado que el de los hombres o que sus condiciones particulares, como el embarazo y la maternidad y el cuidado de los hijos, limiten sus posibilidades de contratación o promoción laboral.

5.       Manifestamos nuestro desprecio hacia los hombres que no aceptan el rechazo amoroso de las mujeres y las acosan, las persiguen o las agreden, haciéndolas la vida imposible y llegando incluso a asesinarlas.

6.       Manifestamos nuestro firme propósito de considerar ciertas tareas tradicionalmente adscritas a las mujeres como propias también de los hombres en igualdad de condiciones, como las tareas domésticas y el cuidado de los hijos, los enfermos y los ancianos.

7.       Manifestamos que no  admitimos justificación ninguna ni argumento que valga bajo ningún concepto ni situación para excluir a las mujeres de ninguna actividad ni en ningún ámbito, pues están igual de capacitadas que los hombres para todo y son un elemento imprescindible para la construcción de un mundo próspero, justo y solidario.

8.       Nos comprometemos  a combatir en nuestro entorno las actitudes machistas que manifiestan desprecio hacia la mujer y en las que a veces incurrimos por inercia cultural, ya sea mediante dichos, comentarios, chistes, y otras manifestaciones habituales que resultan ofensivas y denigrantes para la dignidad de las mujeres.

9.       Manifestamos especialmente nuestro rechazo hacia las formas más extremas de violencia contra la mujer, como son el comercio sexual ejercido por las mafias, la esclavitud sexual frecuente en las zonas en guerra, la explotación sexual de las niñas, la pederastia, las violaciones masivas y grupales, los matrimonios impuestos,  la ablación del clítoris, la imposición del burka y cualquier otra práctica que limite la libertad de decidir de las mujeres o que atente contra su dignidad como ser humano.

10.   Manifestamos nuestra gratitud hacia todas las mujeres pasadas, presentes y futuras que han luchado, luchan y seguirán luchando por la construcción de una sociedad mejor, absolutamente igualitaria, en la que nacer mujer no suponga ninguna limitación y en la que cualquier mujer pueda desarrollar todo su potencial de ser humano con total libertad y con absoluta dignidad. Y nosotros, hombres que intentamos ser justos y dignos, nos comprometemos a ayudarlas en esta noble tarea con toda la resolución a que nos obliga nuestro irrenunciable sentido de la justicia y nuestra propia dignidad como personas.


domingo, 24 de noviembre de 2024

Frontenis celestial

Las gradas del frontón están abarrotadas de ángeles. El partido es espectacular: la final del campeonato celestial. Los cuatro jugadores son divinos; bueno, uno no, uno es humano, pero juega divinamente. Los serafines apoyan al equipo azul, los querubines al verde, pero todo en un ambiente de exquisita deportividad. Aquí no hay garrulos vociferando.

La final es a 35 tantos, con punto doble si no se toca bola. Empieza el partido: gozo angelical, algarabía. Los tantos se suceden espectaculares y muy competidos. La igualdad es máxima. El tanteo se mantiene parejo durante todo el juego. Se llega al último punto con empate a 34. El partido va a muere.

Saca el delantero verde a mala leche, buscando el pique de la bola con la pared izquierda. La devuelve el zaguero azul no sin apuros. Raquetazo va, raquetazo viene. La tensión del último tanto se hace presente. Juego conservador. Nadie quiere fallar. Nadie arriesga. Los zagueros se limitan a atizar la bola sin buscar florituras. Nadie falla. El punto se hace eterno. Pero bueno, eso aquí es normal, están acostumbrados.

De repente, cuando nadie se lo espera, el zaguero azul lanza una arriesgada doble pared cortada. La bola da en la pared izquierda, coge efecto, rebota hacia el frontis y sale despedida como un rayo hacia la contracancha. El delantero verde, sorprendido, pues estaba cubriendo el rincón, arranca, acelera, adelanta la pierna, extiende el brazo con la raqueta, parece que va a llegar…, pero no: la bola se pierde a toda velocidad por la contracancha y le da en los morros al arcángel Uriel, que no pone la mano a tiempo.

Fin del partido. Vítores de los serafines, cabeceos y titubeos de los querubines, que han perdido las apuestas. Deportividad entre los cuatro pelotaris, que se acercan a saludarse. El zaguero verde, que no es otro que el arcángel San Miguel, mientras estrecha la mano del zaguero azul le dice:

—¡Jolín, Valentín, a ti no te gana ni Dios, macho!

En efecto, el delantero verde era Jesucristo.


                         In memoriam Valentín Sancho Laguna

sábado, 16 de noviembre de 2024

Muerte de Félix Rodríguez de la Fuente

Podría haber muerto de una picadura de víbora en su pueblo de Burgos. Podría haber muerto de la dentellada de un lobo sobre la yugular en la Sierra de la Culebra. Podría haber muerto despedazado entre las garras de un oso pardo en los Picos de Europa. Podría haber muerto despeñado siguiendo a la cabra hispánica por la Sierra de Gredos. Podría haber muerto entre las mandíbulas de una anaconda o un caimán en la tórrida llanura venezolana.

Y se fue a morir en Shaktoolik, en la fría y blanca Alaska —¡qué lugar más hermoso para morir!—, dentro del vientre de un halcón peregrino metálico que se precipitó sobre la dura tierra helada del Círculo Polar Ártico.

Iba a filmar la más famosa carrera de trineos arrastrados por perros y la perra y rastrera muerte lo arrastró en su trineo justo el día en que cumplía 52 años.

Rompió a llorar el fantasma de Jack London, que vagaba por la nieve. Lloraron los inuits de Shaktoolik. Lloraron los burgaleses de Poza de la Sal. Lloramos todos los españoles que aprendimos a amar la naturaleza viendo en la tele El hombre y la tierra. Lloraron en el cielo las aves y en la tierra los mamíferos y los reptiles. Lloraron los anfibios en sus charcas y sus ríos. Lloraron hasta los peces de las fosas abisales. Lloraron sin consuelo posible absolutamente todas las criaturas del universo.

Y el que más lloró, sin duda, fue el lirón careto, pobrecillo, que despertó sobresaltado de su letargo en el hueco de un roble, estremecido por el aullido desconsolado y lúgubre de los lobos.

sábado, 9 de noviembre de 2024

Muerte de Espartero

“Más cornás da el hambre”, replicaba el torero sevillano Manuel García Cuesta, más conocido como Espartero, a cuantos le advertían sobre los riesgos de su profesión.

Yo no sé cuántas cornadas le habría dado el hambre, pero los toros le habían dado ya unas cuantas, tal era su arrojo, antes de que el miura Perdigón le propinase la última y definitiva en la plaza de Madrid el 27 de mayo de 1894. Perdigón, colorado, ojo de perdiz, listón, delantero de pitones y astifino, que había desventrado ya cuatro caballos de picadores en la suerte de varas, desventró también al torero de 29 años.

Al entrar a matar por primera vez, Espartero falló con el estoque. El toro también falló, con los pitones. Aunque ya avisó al diestro dándole un revolcón. Al entrar a matar por segunda vez, Espartero volvió a fallar. Pero esta vez el toro ya no, y enganchó al torero por el vientre. El matador salió despedido, se contrajo sobre sus tripas y ya no pudo levantarse. Su cuadrilla le llevó en volandas a toda prisa a la enfermería, donde el doctor Marcelino Fuertes poco pudo hacer y certificó su muerte a las cinco y cinco de la tarde.

Algunos dicen que no salía a torear, porque no sabía, sino a jugarse la vida, y así lo compensaba.

Las reses que pastan en la finca Zahariche de Lora del Río levantan las astas orgullosas cuando escuchan la copla:

“Los toritos de Miura
ya no tienen miedo a nada,
que se ha muerto el Espartero,
el que mejor los mataba.”

domingo, 3 de noviembre de 2024

Muerte de Chopin

Chopin lleva a Polonia en el corazón. Por eso cuando se siente morir en París a sus 39 años, enfermo de tuberculosis, le pide a su hermana Ludwika que su corazón sea enterrado en Polonia. Pero Polonia no existe. Se la han repartido sus ávidos vecinos: Austria, Prusia y Rusia.

A su muerte, el doctor Jean Cruveilhier extrae el corazón al cadáver y, para conservarle, le mete en un frasco lleno de coñac. Ludwika es la encargada de llevarle clandestinamente a Varsovia, en poder de los rusos, y depositarle en la iglesia de la Santa Cruz.

Allí permanece como una reliquia hasta el Levantamiento de Varsovia contra los nazis en 1944. Es el propio general de las SS que ordena el bombardeo de la ciudad, amante de la música de Chopin, el que retira el frasco de la iglesia para evitar su destrucción.

El tarro con el corazón de Chopin pasa entonces de mano en mano hasta acabar en las del cardenal polaco. No vuelve a ser depositado en su devastada iglesia hasta octubre de 1945, tras la caída de los nazis y en medio de la celebración patriótica, pues es el principal símbolo del nacionalismo polaco.

Pero tras el proceloso peregrinaje del frasco surge una terrible duda: ¿el corazón que encierra sigue siendo verdaderamente el de Chopin?

Algunas autoridades proponen un análisis de ADN; otras, y la familia, se niegan rotundamente. ¿Quién quiere correr el riesgo de descubrir que el corazón que veneran no es el de Chopin, el hijo más sublime de Polonia, el artista más excelso que Polonia ha legado a la Humanidad?

Aunque no lo fuera, no importaría. El corazón de Chopin sigue latiendo en el corazón de todos y cada uno de los polacos, y en el corazón de todos y cada uno de los melómanos.