Nadar. Pedalear. Correr. Tres cosas bien sencillas. Cualquiera las
puede hacer. Así pensé yo y por eso no entrené.
Nadar. Pedalear. Correr. Se cree uno que puede con todo sin darse
cuenta de que está al filo de los cincuenta.
Nadar. Pedalear. Correr. Eso hice. Pero lento, lento, lento. Me
pasaron todos los hombres y casi todas las mujeres, que habían salido dos minutos después que yo. ¡Menos mal que niños no
había!
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