Se pasó toda la noche soñando que era negro y
le discriminaban y le humillaban y le perseguían. Al despertar, se encontró con
una soga al cuello rodeado de jinetes encapirotados que portaban antorchas y le
gritaban ¡Fuck you, nigga!
Mientras los jinetes se alejaban tocando el
tambor del llano, él se quedó balanceándose al ritmo de un viejísimo blues.
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