Aquella fatídica noche aprendí de golpe y porrazo tres cosas que ya no me servirán de nada: que es inútil empeñarse en querer a la persona equivocada; que no siempre el primer impulso es el correcto; y que salirse con el coche en una curva no es la mejor manera de buscar el suicidio pues puedes quedar tetrapléjico en lugar de matarte.
Ocho veces demostrado
Hace 10 años
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