Me jubilo porque puedo
y porque me da la gana,
que llevo 36 años
entregado a la enseñanza.
Desde el año 89
siempre en el mismo instituto,
que tengo en clase a los hijos
de mis primeros alumnos.
No lo hice mal, considero,
y lo hice con mucho gusto,
procurando ser honesto,
preocupado por ser justo.
Pasé muy buenos momentos,
hice muy buenos amigos
y llené toda una vida
de verbos y sustantivos.
Como no soy nada ñoño,
aunque soy sentimental,
de todos me he despedido
muy contento y sin llorar.
Y no digo más, que canso;
este cuento se acabó,
pero si vuelvo a nacer
volveré a ser profesor.
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