Sepa usted, amigo mío,
que uno puede a lo tonto
enfadarse en un pronto,
pero luego ver en frío
que no es más que un
desvarío
alterar el seminario
- si no es por el horario -
con estruendo y poderío.
Pues así pasa conmigo
y con mi famoso enfado:
no fue más que flor de un día;
ya se me ha pasado,
que no perderé un amigo
por tamaña tontería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario