domingo, 16 de noviembre de 2014

Sonetillo desenfadado a un su amigo y colega un tanto preocupado por un enfado repentino del poeta.


       Sepa usted, amigo mío,
que uno puede a lo tonto
enfadarse en un pronto,
pero luego ver en frío

       que no es más que un desvarío
alterar el seminario
- si no es por el horario -
con estruendo y poderío.

       Pues así pasa conmigo
y con mi famoso enfado:
no fue más que flor de un día;

       ya se me ha pasado,
que no perderé un amigo
por tamaña tontería.

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