domingo, 30 de marzo de 2025

De cómo aprobé las prácticas de profesor en una partida de pimpón

Por aquel entonces no había que tirarse un año haciendo un master del profesorado ni gastarse en él miles de euros, bastaba con hacer en la Facultad de Pedagogía el CAP, Curso de Adaptación Pedagógica, en el que se aprendían en poco tiempo cuatro nociones básicas, se hacía un trabajillo y luego tenías que dar algunas clases en cualquier instituto para que el director te firmase las prácticas.

Yo, que por entonces estaba haciendo el doctorado en literatura hispánica, conocí en un curso sobre Rubén Darío, que impartía el emérito Sánchez Castañer, a un profesor en activo del que me hice amigo (y hasta hoy) y que me propuso que hiciese las prácticas en su instituto de Leganés. Allá que me fui una tarde.

Mi amigo Rejas, que así se llama, me presentó al director del centro, que era un recio aragonés llamado Antonio Yus, y le dijo: “Ten cuidado, Antonio, que este chico juega muy bien al pimpón”. El aragonés se lo tomó como un desafío, pues él era el que mejor jugaba al pimpón en su instituto, que allí mismo tenían una mesa, y replicó por todo saludo, mirándome de frente como un mihura: “Si me ganas al pimpón, te firmo las prácticas ahora mismo”. “Así se las ponían a Fernando VII”, pensé yo para mis adentros; o a lo mejor fue “La ocasión la pintan calva”. El caso es que dije “Vale” con toda naturalidad y agarré la raqueta.

Llevaba nada menos que siete años sin jugar, desde que salí del internado, pero había sido campeón provincial juvenil de Segovia, que tampoco es decir mucho, claro, porque en aquella época jugábamos al pimpón los chavales de los cuatro colegios y los cuatro internados de la provincia, que al millón seguro que no llegábamos.

La partida duró lo que duran dos peces de hielo en un wiskhy on the rocks, como dice Sabina en 19 Días y 500 Noches; o menos todavía: lo que el agua en un cesto, como decía mi bisabuelo Periquito. Al acabar le dije mordaz: “Bueno, ahora si quieres echamos otra partida y en esta ya te dejo pelotear un poco”. Pero no quiso. Eso sí, era cumplidor: aunque un poco mohíno, me firmó las prácticas inmediatamente. Con todo, yo, que siempre he sido honesto y cumplidor, le dije: “Pero bueno, alguna clase tendré que dar, ¿no?”. “Nada, nada, no hace falte”, me contestó. Se ve que no quería tener por allí competencia pimponera. Así que esa fue toda mi práctica docente en aquel bendito instituto.

Ese verano me presenté a las oposiciones por casualidad y las aprobé sin prepararlas, pero esa es ya otra historia que no la quiero contar hoy porque se van a enfadar los que estudian mucho.

sábado, 29 de marzo de 2025

El corazón me vuela (soneto)

 


El corazón me vuela y me naufraga,

el alma me bucea y me zozobra,

mi sangre es el veneno de la cobra,

es mi aliento la espina de la aulaga.

 

La culpa es del amor, dorada daga,

que apuñala a traición con su zozobra,

que pierde tu esperanza y la recobra,

que destruye la calma y que la estraga.

 

Obligado a vivir en carne viva,

en hueso visto, en alma evaporada,

con la boca reseca y sin saliva,

 

soy la noche que busca su alborada,

soy el alba que flota a la deriva,

soy el todo que alterna con la nada.

viernes, 21 de marzo de 2025

Ecosistema

Juraría que ya he sobrevolado este planeta. No sé si hace un siglo o hace un milenio, pero creo recordar que fue un vuelo rutinario de comprobación y que no había nada interesante, que estaba todo en regla: la gente era zafia, poco empática y altamente insensible, como reveló el escaneo emocional polidimensionado. Pasé de largo, pues, sin aterrizar siquiera. Ahora vuelvo con código rojo. Ha saltado una alerta en el panel multisensorial y me han enviado a comprobar la señal. Parece ser que se ha detectado una emoción de rango 17. Si se verifica, me veré obligado a intervenir como indica el protocolo, sin contemplaciones. Un ser tan sensible pondría en peligro todo el ecosistema.

Yo tengo la poesía (en celebración del 21 de marzo, día mundial de la poesía)

 



           Algunos tienen un perro

        y le sacan a pasear;

        yo tengo la poesía,

        que se deja acariciar.



        Otros beben sus cervezas

        tan contentos en el bar;

        yo de coplas y sonetos

        me suelo emborrachar.



        Otros quieren ver el mundo,

        se dedican a viajar;

        yo recito poesía,

        que es un viaje al más acá.



        Yo tengo la poesía,

        que me hace disfrutar;

        no la cambio por un perro

        ni por mil cervezas frías

        o un viaje a Madagascar.



        Y tú, querido amigo,

        si me quieres escuchar,

        prueba a escribir algún verso,

        echa tu alma a volar.

domingo, 16 de marzo de 2025

Sirenas


Desde que supe de la existencia de las sirenas, siendo niño, las he buscado con denuedo. ¡Qué ilusión me hacía tener una novia sirena! Cada vez que voy a la playa me ilusiono y concibo esperanzas. Las veo retozando en el agua, hermosísimas, y me da un vuelco el corazón. Pero luego salen a la orilla y las veo las piernas. Siguen siendo muy hermosas, pero ya no es lo mismo, claro.

sábado, 15 de marzo de 2025

3 haikus del mes de marzo


Por influjo de otras tradiciones poéticas han penetrado en el castellano formas extrañas en principio a nuestra lírica, como es el caso del haiku, de procedencia japonesa. Consiste en un poema breve de diecisiete moras o sílabas, escrito en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, respectivamente. Sobre esta configuración clásica los poetas hacen variaciones a su conveniencia, como es mi caso. Para mí lo más importante es el sentido básico de esta forma poética: expresar una emoción íntima vinculada a la contemplación del paisaje o al momento particular del día. 


1

(12 de marzo de 2025)


Lluvia y más lluvia:

una tarde perfecta

para leer sonetos.

 

2

Piso los charcos.

Me lleva el pensamiento

otra vez a la infancia.

 

Otra vez niño

jugando con la lluvia.

No hacen falta paraguas.

 

3

¡Que nunca escampe!

Por mí que llueva

hasta que nade el aire.


domingo, 9 de marzo de 2025

La colada

No la había lavado nunca y la notaba ya bastante sucia y rasposa, así que se la quitó y la metió a la lavadora. Seleccionó en la ruleta un programa largo a 60º y con prelavado. Así quedaría como una patena. ¡Hala! A tomar un café y leer mientras tanto un par de capítulos o tres de El agujero más grande del cielo.

A las dos horas de lectura, satisfecho por la conclusión del libro, que le ha gustado mucho, acude a la lavadora. Abre la portezuela, mete la mano en el tambor y saca una auténtica birria: ha encogido tanto que igual ya ni sirve.

Alarmado y malhumorado, repasa cuidadosamente el manual de instrucciones del electrodoméstico. Él es muy meticuloso, así se lo exige su profesión de revisor de instalaciones eléctricas de alto voltaje.

Luego llama al servicio de atención al cliente de la marca y plantea su reclamación en tono categórico: o le dan cumplida satisfacción o llamará a su abogado para que demande a la compañía: en ningún apartado del manual de instrucciones del aparato se especifica que no se pueda lavar el alma porque encoge.

sábado, 8 de marzo de 2025

MUJER (En conmemoración del 8M)


Mujer, mujer, mujer, mujer.

No me canso de repetir tan dulce palabra.

Mujer o galaxia de agua cristalina.

Mujer o fuente de rutilantes estrellas.

Mujer, que ardes sin consumirte.

Mujer, que manas sin agostarte.

Mujer, que amas a fuego lento

sin dejar ceniza ni barro en el aire.

 

Amanece el día y se abren tus brazos.

Cae la noche, pero están tus ojos.

Eres la flor del invierno y la brisa del verano,

síntesis del universo.

Si algún anclaje tiene el cielo, está en tu risa;

si alguna resquebrajadura, es tu tristeza.

Las playas te llaman para que en ellas te bañes.

Cuando le respiras, el aire es más puro;

y no abrasa el fuego que en tus labios arde.

 

Te necesita la vida, ¡pobrecilla sin ti!

Sin ti la vida ¡bah! ¡uf! ¡plof! ¡puaj!,

un pato mareado, un burro en un garaje.

Sin ti la vida tendría sinónimos impronunciables.

Sin ti la vida no sabría ni qué hacer.

Dejadme pronunciar el nombre de la vida:

mujer, mujer, mujer, mujer.