domingo, 9 de marzo de 2025

La colada

No la había lavado nunca y la notaba ya bastante sucia y rasposa, así que se la quitó y la metió a la lavadora. Seleccionó en la ruleta un programa largo a 60º y con prelavado. Así quedaría como una patena. ¡Hala! A tomar un café y leer mientras tanto un par de capítulos o tres de El agujero más grande del cielo.

A las dos horas de lectura, satisfecho por la conclusión del libro, que le ha gustado mucho, acude a la lavadora. Abre la portezuela, mete la mano en el tambor y saca una auténtica birria: ha encogido tanto que igual ya ni sirve.

Alarmado y malhumorado, repasa cuidadosamente el manual de instrucciones del electrodoméstico. Él es muy meticuloso, así se lo exige su profesión de revisor de instalaciones eléctricas de alto voltaje.

Luego llama al servicio de atención al cliente de la marca y plantea su reclamación en tono categórico: o le dan cumplida satisfacción o llamará a su abogado para que demande a la compañía: en ningún apartado del manual de instrucciones del aparato se especifica que no se pueda lavar el alma porque encoge.

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