Ya sé
que no valgo mucho:
hombres
como yo te encuentras
mil
trescientos por segundo.
Y sin
embargo,
todo lo
que valgo
te lo
entrego.
Tú eres
para mí
tierra,
mar y cielo.
Y si me
rechazas,
ya todo
son amenazas,
tengo
frío
y no
respiro,
no sé si
estoy
embalsamado
o vivo.
Te necesito,
no hay
vuelta de hoja.
Así es
la vida:
uno se
enamora
como un
suicida
de quien
se le antoja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario