Si
el amor fuese eficiente
contra
todas las desgracias,
no
harían falta las farmacias
ni
los tiros en la frente.
Si
pudiera por momentos
curar
todos nuestros males,
adiós
a los hospitales
y
a tantos medicamentos.
Pero
el amor no nos cura
y
alguna vez nos enferma,
y
a alguno le hace que duerma
siempre
de mala postura.
¡Dichoso
el enamorado
que
tiene buena salud!
Y
el que no, lleve su cruz
en
la clínica de al lado.
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