sábado, 17 de mayo de 2025

MERECE LA PENA VIVIR ALGUNOS DÍAS


(A mi colega, compañero y amigo Arturo Litón Pérez, que en mi presencia hizo algo digno solo de las mejores personas).

 

Merece la pena vivir algunos días,

cuando das con tipos como Arturo,

que tiene un corazón de 180 pisos,

más alto que el Burj Khalifa,

pero deja que le escale y le corone

la zozobra de una niña.

 

Merece la pena vivir algunos días,

cuando ves gente que atraviesa los desiertos

y su paso deja abierta una acequia

por la que corre el agua en busca de la sed

de los que ya no puede tragar su angustia

de tanto y tanto polvo en la garganta.

 

Merece la pena vivir algunos días,

cuando amanece nublado y no dan ganas

de echarse al mundo y sus tinieblas,

pero a media mañana te tropiezas

con una sonrisa que resplandece

y parece decir: “No te rindas antes que yo”,

y ya sabes que no te rendirás nunca.

 

Merece la pena vivir algunos días,

cuando ves a valientes que se zambullen

 a corazón abierto en el mar tormentoso

y aplacan la tempestad y serenan las olas

y rescatan a náufragos que se ahogaban y ahogaban

sin que nadie se diera ni cuenta siquiera.

 

Merece la pena vivir algunos días,

cuando conoces a hombres que amasan y amasan la luz

hasta alumbrar con ella una radiante alborada

que deshace las sombras taciturnas

de los que ya no querían echarse a vivir,

y les devuelven otra vez el futuro.

 

Merece la pena vivir algunos días,

o todos, todos los días, porque cualquier día,

el día menos pensado,

puedes conocer a una persona que, como Arturo,

justifique la vida porque merece la pena.

¡Qué pena que no todos conozcáis a Arturo!

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