Loco fuera yo si fuera barroco,
seguidor de Quevedo o gongorino,
o de Lope de Vega, el más divino,
y también el más humano y el más loco;
y anduviera escribiendo poco a poco
sonetos con mejor o peor tino,
como si no tuviera más destino
que acabar desquiciado y mal del coco.
Pero no se me ocurre a mí tal cosa,
no escribo yo un soneto aunque me maten,
que no quiero acabar en manicomio.
No quiero que me seden y me aten,
así que me pondré a escribir en prosa
y otra vez leeré el Deuteronomio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario