El panadero del pueblo, que era ateo y anticlerical, le dijo un día a su mujer que había visto la luz. Ni corto ni perezoso se fue a meter fraile al monasterio de Valdevaldillo.
domingo, 26 de enero de 2025
Conversiones y reconversiones
sábado, 25 de enero de 2025
SONRISAS HECHAS A FUEGO LENTO
Sonrisas hechas a
fuego lento,
promesas ante
notario,
besos apasionados bajo
la llovizna,
caricias con el
alma desmayada,
amor, mucho amor, contra
viento y marea.
¡No dirás que fue poca
cosa
lo que te ofrecí en
primavera!
Sueños de vivos
colores,
ternura desde la
alborada,
entusiasmo durante
todo el día,
risas en bañador,
vida, vida plena, entre
las manos.
¡No dirás que fue poca
cosa
lo que te entregué en el
verano!
Senderos hacia un
futuro apacible,
excursiones hasta
tus cielos predilectos,
vivencias avivadas mediante
el cariño,
certezas para una
vida serena,
paseos íntimos por
nuestros ojos.
¡No dirás que fue poca
cosa
lo que te propuse en
otoño!
Atardeceres según
lo acordado,
entrega sin demandas
ni reproches,
ilusiones frescas sobre
la almohada
y calma tras el
silencio.
¿Qué más necesitas,
amor mío,
para pasar el
invierno?
viernes, 17 de enero de 2025
Tiovivo
Me encanta dar vueltas y vueltas montado en el tiovivo. Cuando voy a llegar a la altura de mi padre le llamo y cuando mira suelto las manos para que me vea lo valiente que soy y le saludo. Mi padre sonríe, me devuelve el saludo y me regaña: “¡Agárrate bien! ¡No sueltes las manos!”
Cuando acaba la atracción, me bajo y corro a abrazar a mi padre, que me levanta y me achucha. Cuando me deja en el suelo sigo con la mirada a una niña que pasa con un globo gigante de algodón de azúcar y me vuelvo hacia mi padre para pedirle que me compre uno. Pero mi padre ya no está. En ese mismo momento oigo a mi hijo que me llama desde el tiovivo. Me vuelvo y le veo soltar las manos y saludarme. Sonrío, le devuelvo el saludo y le regaño: “¡Agárrate bien! ¡No sueltes las manos!”Nocturno de los Reyes Magos
Aprovechando que la noche es eterna, vienen los Reyes Magos desde el espacio infinito, desde galaxias que aún no han nacido, desde agujeros negros que curvan el tiempo. Siguen la luz de una estrella de neutrones ya extinguida, escrutando con la mirada los firmamentos inhóspitos y los sucios suburbios, dejándose guiar también por el vuelo aturullado de los murciélagos hambrientos de la medianoche.
sábado, 11 de enero de 2025
Besos
No rechazaré el manjar
de tu boca azucarada:
te daré más de mil besos
y serás la más besada.
En tus labios florecidos,
cuajados de mermelada,
posaré mi seca boca
hasta que quede anegada.
No rechazaré la miel
que de tus labios rezuma:
¡tantos besos te daré
que te subiré a la luna!
En tu boca de melaza,
de chocolate y de trufa
saciaré mi sed de amor
y mi hambre de ternura.
Rotunda rotonda
La culpa la ha tenido el navegador. Yo solo quería ir a cenar a Casa Aparicio con Jose y Eduardo, y creo que hubiera sabido el camino, pero no me atrevía porque mi coche es viejo y no puede pasar por la Zona de Bajas Emisiones.
domingo, 5 de enero de 2025
SOLO DE AMOR
Solo de amor vive el hombre,solo de amor.Y al que intente vivir del airele faltará la respiración.Solo de amor vive el hombre,solo de amor.Y el que intente vivir del panse morirá de inanición.Solo de amor vive el hombre,solo de amor.Y el que intente vivir del aguaperecerá en la inundación.Solo de amor vive el hombre,solo de amor.Y el que intente vivir del fuegoserá hollín, ceniza y carbón.Solo de amor vive el hombre,solo de amor.
La madre
El hijo entró muy agitado al cementerio preguntando por su
madre. Vitines Melero, que estaba renovando las flores de la tumba de su adorada
suegra, le señaló el nicho 234. Ante él se plantó el hijo y llamó a su madre con desesperación:
—¡Madre! ¡Madre!
La madre no respondió. Y el hijo comenzó a desgañitarse otra
vez, con mayor angustia todavía:
—¡Madre! ¡Madre! ¡Salga usted de ahí!
Y como la madre ni contestaba ni salía, se dio media vuelta y salió él del cementerio a buscar algo en el maletero del coche, que en la misma puerta le había aparcado. Regresó con una maza. Y aunque Vitines Melero le vio las intenciones y trató de detenerle y le dijo: "¡Pero qué vas a hacer, hombre de Dios!", no quiso exponerse a un mazazo en la cabeza y cuando vio que el hijo reventaba la losa con la maza y luego el tabique de rasillas y luego se ponía a tirar del féretro para sacarle del nicho, se fue corriendo a avisar al señor cura, que estaba en la sacristía pispándose el vino sobrante de la misa, que a propósito echaba siempre un chorrillo de más.
El hijo arrastró el féretro él solito hasta sacarle del cementerio, le metió como pudo en el maletero del coche y tiró para casa con él asomando por la trasera y sin poder cerrar el portón, claro. Celestino Colores, que le vio pasar a la altura de la calle Majuelo, se extrañó algo, pero ¡Quiá!, cada uno a lo suyo y yo con lo de otro no me meto.
El señor cura se limpió precipitadamente las gotas del vinillo consagrado pasándose las mangas de la sotana por los morros, sacó el móvil y avisó a la policía. Vitines Melero se lo fue a contar a la Melera, su mujer, que estaba haciendo la paella, pues era domingo. La Melera dejó inmediatamente la paella a cargo de Vitines, que es un zote para la cocina, y salió disparada a contárselo a su comadre la Castora, prima segunda suya y esposa a su vez de Mariano Castor, alguacil de la localidad. Ese domingo, por supuesto, no se comió paella en casa de los Melero, sino sándwich de jamón y queso. Los mellizos protestaron. La niña chica cogió una rabieta pistonuda. Su padre tuvo que sacar el colorín de la jaula y dejársele acariciar para que se la pasara.
La policía acudió presta al domicilio del hijo, que no se
resistió a la autoridad y abrió la puerta a los agentes con la mayor naturalidad
del mundo.
—Buenos días. Queremos ver a su madre.
—Pasen, pasen. Mi madre está en el salón.
Y en el salón estaba. El hijo la había sacado del féretro, la
había sentado en su sillón habitual y la había puesto al lado un vasito de
clarete con un platillo de jamón serrano, que parecía sin tocar.
—Nos la tenemos que llevar de vuelta al cementerio, buen
hombre. Aquí ya no pinta nada.
—¡Pero si yo la quiero mucho y la cuido con mimo!
—Eso no se discute, caballero. Pero ella va a estar mucho
mejor allí.
—¿Mejor que conmigo? ¡Anda que no la trato yo bien!
—Pero es que ha pasado a mejor vida.
—¿Mejor que la que tiene aquí conmigo?
—¡Mucho mejor, hombre, ¿dónde va a parar?! Ahora puede estar
con Dios y con los ángeles.
—¡No me diga! No sé yo, no sé yo… Bueno, lo que ella quiera.
El agente Moreno se vuelve hacia la madre y la pregunta:
—¿Y usted qué dice, señora? ¿A que se viene con nosotros?
Silencio sepulcral.
—No dice nada —apunta el hijo.
—Quien calla otorga, caballero.
—¡Ah, bueno! Siendo así…
El agente Rubio sale al rellano, donde esperan los de la
funeraria:
—Adelante, por favor. Operen con delicadeza. Ya está convencido.