No rechazaré el manjar
de tu boca azucarada:
te daré más de mil besos
y serás la más besada.
En tus labios florecidos,
cuajados de mermelada,
posaré mi seca boca
hasta que quede anegada.
No rechazaré la miel
que de tus labios rezuma:
¡tantos besos te daré
que te subiré a la luna!
En tu boca de melaza,
de chocolate y de trufa
saciaré mi sed de amor
y mi hambre de ternura.
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