En
la lejanía brillaba una estrella y yo la miraba cada día desde el porche. Soñaba.
Hasta
que una noche un destello diminuto apareció entre la yedra de mi jardín. Era
una luciérnaga y pude cogerla y tenerla entre mis manos.
Cada
noche salgo ahora al jardín mirando entre la vegetación a ver por dónde anda mi
luciérnaga. Prefiero una luz más pequeña, pero viva, a una estrella lejana que
sé que se apagó hace millones de años.
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