Se ríen de la zarza de Moisés y del ave fénix mientras sorben apresuradamente un café que les quema los labios. Porque ellos a diario arden sin consumirse y prácticamente mueren cada noche para resurgir de sus cenizas antes del alba.
Son trabajadores del campo que bregan de sol a sol y se levantan todos los días a las 5 de la mañana.
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